Estimadas Señoras y Señores,

Nada es igual, nada puede ser igual, en nuestro país tras el 29 de octubre. En este editorial de noviembre no os hablaré de reformas ni elecciones, de proyectos u homenajes históricos, pues no toca. Como nos dijo un joven maestro masón en el último Gran Cónclave, hablando desde muchos kilómetros de distancia, pero habiendo ya trabajado en la zona, ‘toca Valencia’.

No hace mucho os hablaba en estos mismos boletines del profundo sentido de la beneficencia en la Orden, a la cual define de manera fundacional, como expresión ética de la fraternidad a practicar con la sociedad, y con los desconocidos, especialmente con aquellos que sufren. Como no podía de ser otro modo, el movimiento de solidaridad por parte de la masonería española e internacional hacia las víctimas y afectados por la DANA ha sido impresionante, fruto del dolor en los corazones y la más profunda generosidad. Nada, empero, será suficiente para reparar el dolor de las vidas truncadas y los inmensos problemas materiales que semejante destrucción ha dejado.

Conocéis, quienes recibís las notificaciones de los diferentes canales de comunicación de la Gran Logia de España – Grande Oriente Español y de sus Grandes Logias Provinciales, las iniciativas que se han propuesto para ayudar de la manera más efectiva posible, especialmente ahora que, pasadas las primeras semanas, las necesidades siguen y seguirán siendo muy relevantes pero los medios no lo dirán tanto. A través de las hospitalías de las Logias y/o de las Provincias se dispone de toda la información necesaria para ello. A muchas Grandes Logias de la Amistad, que se han ofrecido también a ayudar, y a Logias extranjeras hermanadas con Logias españolas que también han comunicado su deseo de contribuir, se les ha suministrado esta información práctica, además de darles información sobre la afección a nuestros hermanos de la zona, que ha sido una lógica pregunta continuada. Por su parte, el Consejo de Beneficencia y Solidaridad, en colaboración estrecha con la Gran Logia Provincial de Valencia, coordinará el destino más adecuado para la ayuda recibida.

Mis Queridos Hermanos de Valencia… Soy consciente como todos que el 29 de octubre afectó a más Provincias y lugares, pero el terror especialmente cruel que os ha castigado merece las más debidas palabras de consuelo hacia vosotros. Muchos hermanos sentimos la más profunda admiración por vuestra entereza ante los hechos y por vuestra entrega posterior, ayudando a vuestros conciudadanos y conciudadanas, trabajando por el bien común cuando la civilización parecía desaparecer, incluso cuando varios de vosotros habéis sufrido experiencias y pérdidas inimaginables. Recordaremos vuestra demostración de dignidad, pues constituye un faro moral para todos, y no os dejaremos abandonados en la desesperación. Hoy es Valencia donde trabajamos la piedra.

 

MRH Txema Oleaga Zalvidea, MRGM de la GLE