El pasado 4 de junio, el Muy Respetable Gran Maestro firmó el decreto 1444 de la Gran Logia de España (GLE) por el que se aprobaba el ritual de la ceremonia de despertar de una logia, es decir, de su vuelta a la vida y trabajo masónicos.

La GLE, como otras obediencias masónicas de tradición, considera que las logias nunca dejan realmente de existir, sino que quedan inactivas o «durmientes» por múltiples motivos, desde la imposibilidad de reunirse en un momento o lugar determinado (recordemos tiempos de prohibición y persecución), hasta la falta de miembros suficientes para poder abrir trabajos y desarrollarlos con normalidad o la retirada de la carta patente por causas reglamentarias. Un ejemplo histórico de esto lo tenemos en las logias militares, que surgían en el seno de un regimiento y desaparecían al disolverse este.

Obviamente, el hecho de que una logia no desaparezca y siga figurando en el registro de la Gran Logia con su nombre y su número implica que esa logia pueda recuperarse y reanudar sus actividades en algún momento. Lógicamente, con el paso del tiempo, las posibilidades de que esto ocurra son cada vez menores. Con el paso del tiempo, se va difuminando el vínculo entre el momento en que la logia entró en inactividad, pasó a sueños o abatió columnas, y el momento de la reactivación. Este vínculo suele estar presente en la figura de un hermano que era miembro de la logia en el momento en que esta devolvió la carta patente a la Gran Logia y se reactivó. En estos casos, los usos y costumbres exigen que ese hermano dé su consentimiento formal para reactivar o recuperar la logia.

Otro motivo para recuperar una logia es el deseo de enlazar un nuevo proyecto masónico con un nombre histórico o que ha tenido una importancia determinada en algún momento, como acaba de suceder con la Logia Miguel Servet, n.º 89, que recientemente ha recuperado su actividad en Huesca, desde Zaragoza, donde había trabajado anteriormente. La reactivación de la Logia Miguel Servet ha permitido que la masonería vuelva a estar presente en la antigua Osca, transcurridos 89 años desde el golpe de Estado de 1936.

Dentro de una estrategia para incrementar la presencia de la Gran Logia de España en localidades sin logia, donde los masones que allí viven deben desplazarse cientos de kilómetros para trabajar en masonería, la última actualización de la Constitución y Reglamentos ha autorizado la recuperación de los triángulos masónicos, estructuras especiales de reunión y aprendizaje que no permiten la realización de ceremonias, ya que estas solo son posibles dentro de una logia y con una serie de requisitos en cuanto al número de miembros, grado masónico de los participantes y ritual a realizar. Los Triángulos dependen de una Logia ya constituida, tanto en lo relativo a su pertenencia como a cualquier aspecto de su funcionamiento.

Como complemento a la tradicional figura del Triángulo masónico, en los últimos meses la Gran Logia ha recibido numerosas peticiones para recuperar antiguas logias que tuvieron presencia histórica en un lugar determinado (generalmente conocido como Oriente).

El ritual es un elemento distintivo de la masonería que la diferencia de otras asociaciones. Los rituales brindan una estructura a las reuniones de la Logia, garantizando la uniformidad y el orden, y permiten a los masones profundizar en su comprensión de la masonería y sus enseñanzas, fomentando la reflexión individual y el crecimiento personal. El ritual masónico nos disciplina, nos invita a la reflexión y marca nuestros tiempos.

La consagración de una logia masónica es una ceremonia ritual en la que se constituye formalmente una logia, es decir, un grupo de masones que trabajan bajo la dirección de un Venerable Maestro. Esta ceremonia, que sigue un ritual específico, marca el inicio de las actividades de la logia y garantiza su legitimidad dentro de la orden y la obediencia. El ritual de consagración es un acto simbólico de creación y transformación.

Pero, ¿qué ocurre cuando nos encontramos con una logia durmiente a la que queremos despertar y poner de nuevo a trabajar? Lógicamente, la ceremonia de consagración queda fuera de lugar, ya que la logia fue consagrada, dedicada y constituida en un momento anterior. Por este motivo, se necesitaba disponer de un ritual oficial, y que además fuera compatible con los usos tradicionales de los diferentes ritos practicados en la Gran Logia de España y equiparable a otras ceremonias presentes en obediencias masónicas de tradición.

Así, a petición del Gran Maestro, el Consejo Rector examinó una propuesta de ceremonia que, siguiendo los criterios anteriores, resaltara la importancia del restablecimiento y despertar de una logia llamada a realizar el importante trabajo que los hermanos desarrollan.

En resumen, el despertar y recuperación de las logias durmientes no solo permite revitalizar el legado masónico en localidades donde su presencia histórica ha sido significativa, sino que también impulsa el crecimiento de la masonería en nuevos horizontes. Con el ritual recientemente aprobado, la Gran Logia de España asegura que este proceso se realice de forma respetuosa con las tradiciones y principios que han guiado a la orden a lo largo de los siglos. Este esfuerzo no solo destaca la importancia de las raíces históricas, sino también el compromiso con el futuro, fomentando el desarrollo personal y colectivo de todos sus miembros bajo la guía del Gran Arquitecto del Universo.

 

RH José Luis Menoyo, Gran Inspector de Rituales de la GLE