En un rincón de Elche, una ciudad conocida por su rica tradición industrial en el sector del calzado desde hace más de 150 años, se gestó una iniciativa única que ha transformado la calidad de las regalías masónicas en España. Todo comenzó cuando un hermano masón, descontento con la durabilidad y estética de los mandiles y regalías importados, decidió buscar una solución en casa. La oferta predominante, compuesta de materiales sintéticos, dejaba mucho que desear: los productos se deterioraban con rapidez, perdiendo el lustre y la dignidad que requieren estas piezas simbólicas.

Este hermano, con un profundo amor por la tradición y el simbolismo de la masonería, tuvo una idea revolucionaria. Tres de sus tías, expertas costureras con más de 30 años de experiencia en la industria del cuero y la elaboración artesanal de artículos para cofradías religiosas tenían su propio taller en casa. Este taller, enclavado en Elche, aprovechaba el conocimiento transmitido durante generaciones en la ciudad, famosa por su producción de calzado y su dominio en el trabajo con piel de calidad.

Así comenzó un proyecto singular y entusiasta. Utilizando piel auténtica de cordero proveniente de una fábrica local ilicitana, estas mujeres se dedicaron a confeccionar mandiles y regalías masónicas. La piel, cuidadosamente seleccionada, por su resistencia y acabado, era bordada a mano y cosida tradicionalmente, con una atención al detalle impecable, respetando las tradiciones masónicas mientras elevaban la calidad a un nivel superior.

Aunque, inicialmente el taller nunca había trabajado en regalías masónicas, la experiencia acumulada en otros productos les permitió adaptarse rápidamente. En apenas dos años, estas tres costureras han logrado un renombre por la excelencia de sus piezas, combinando materiales de primera, con técnicas de bordado artesanal que transforman cada mandil en una obra de arte única.

Hoy, estas regalías de alta calidad no solo destacan por su durabilidad y estética, sino que también reflejan la historia de una ciudad como Elche, que lleva más de un siglo y medio como baluarte de la artesanía y la industria del calzado, compitiendo con mercados cada vez más agresivos, dada la penosa situación en la cual tienen a sus trabajadores y trabajadoras en esos lugares recónditos. El proyecto de este hermano masón y sus tías no solo ha revitalizado las regalías masónicas en España, sino que también ha rendido homenaje a la tradición artesanal de su ciudad natal, luchando por este y por cuidar unas condiciones dignas para trabajadoras de este sector, a veces tan olvidado, demostrando que la calidad y el legado siempre prevalecen.

Q.H. Damián Galiana