Estimados señores,
Recuerda cualquier maestro masón con especial emoción el cómo, el cuándo y el dónde de su iniciación. Y, peculiarmente, casi todos añoramos nuestros tiempos de aprendiz; sabemos qué maestro dirigía los trabajos el año de nuestra entrada, o cuánto tiempo esperamos en silencio, en paciencia, con los ojos bien abiertos, hasta nuestro primer ascenso de grado. A muchos de nosotros nos trajo a la masonería un Hermano que nos apadrinaba. Muchos escribimos una carta para llamar a puertas. O incluso un correo electrónico, desde hace ya dos décadas. Pero apenas teníamos información fácilmente disponible; o bien el esfuerzo para conseguirla era mayor.
Sin embargo, hoy en día, los profanos que llaman a puertas, casi todos ellos, tienen acceso con facilidad a cantidades relevantes de información, pero no siempre de la mejor precisión, y, desde luego, no siempre de la mejor voluntad. Hoy los jóvenes miran redes sociales, o pueden buscar en Chat GPT información elaborada sobre nuestros misterios, y es fácil que caigan en tópicos, en la curiosidad en su peor inclinación, la búsqueda de situaciones morbosas. Intentamos combatirlo, pero no es fácil: no es extraño en la Gran Logia de España que, por ejemplo, nos suplanten las cuentas de redes -nos ha sucedido en Telegram y en Facebook-, con la confusión que supone. Y es desafortunadamente frecuente que recibamos mensajes de odio en comentarios y respuestas a nuestras publicaciones. Estos hechos no favorecen la membresía, y muestran la significancia de la presencia en estos nuevos foros públicos.
Por eso es tan importante la iniciativa de estudio cuyo detalle podéis leer en un artículo de este mismo Boletín sobre el impacto de las redes sociales que utiliza la juventud en su visión de la masonería, y que ha presentado el Diputado Gran Secretario en un reciente Gran Consejo Rector. Un trabajo con una perspectiva fresca y dinámica, cercana al futuro crecimiento de la Orden, con indicadores claves definidos, y que se realizará además en colaboración con la Logia Ex Libris 3765 de la Gran Logia Unida de Inglaterra y su academia de investigación masónica en la era digital. Creo que podremos sentirnos orgullosos de la iniciativa y que, casi todos, esperamos los resultados con interés.
Los procesos de comunicación de una organización en los tiempos de Internet y redes sociales son más bidireccionales que nunca: para una comunicación real y eficaz, se habla, se escribe y se difunde información. Pero también se escucha, se lee, y se recibe. O eso hacemos casi todos si queremos comunicarnos. No me cabe duda de que nuestro crecimiento reciente, del que os hablaba en el Editorial del anterior número de este Boletín, tiene su raíz en esta escucha activa. Muchas veces la demanda de información que nos hacen externamente es interesada y se refiere sólo a nuestros ritos de manera displicente, o a un supuesto pensamiento único y común entre todos los masones. Pero ¿cuántas veces recibimos solicitudes relacionadas con asuntos más serios, como recuperación de la memoria de masones represaliados, iniciativas de trabajo por parte de estudiantes de diferentes grados académicos, o peticiones de colaboraciones mediáticas? No sabemos cómo se traduce todo el canal de respuestas que ejercemos en los números tangibles. Pero estos se dan: tenéis dos excelentes noticias en más artículos del Boletín de este mes, desde Ceuta una y sobre el ritual de Despertar de una Logia.
Debemos saber interpretar las demandas de la sociedad, incluso cuando no son directamente recibidas por la Orden, porque somos miembros de esa sociedad y no debemos ser indiferentes a sus propuestas y necesidades. La figura recién creada del Gran Conciliador me parece el mejor ejemplo reciente que tenemos, un ejemplo práctico de ética aplicada de los procesos de mediación que proliferan en el mundo profano, y que no teníamos adoptada en nuestra Obediencia, a pesar de que practicar la fraternidad debiera ser una tarea principal de nuestra labor diaria. Casi todos la practicamos, usamos la llana y eliminamos surcos y grietas, y trabajamos para que la superficie quede lisa y los problemas superados tras entender a nuestros Hermanos. Pero el Gran Conciliador, que ya ha tenido tarea, la encarna ahora.
Escuchar también crea ilusión. La ilusión de casi todos los maestros, por vivir la masonería en felicidad y en la construcción continuada del templo, un templo mayor que sólo saldrá adelante desde la bonhomía y la educación. La ilusión del profano que ve la luz y descubre que sus hermanos se relacionan y trabajan y dirimen sus cuitas, si aparecen, con la educación debida que casi todos practicamos. Cuidar esa ilusión no es sólo, para todos, un deber masónico, es también fuente de alegría.
RH Shaun Parsons-Herrera – DGM de la GLE